Llegó con las manos cuajadas de lluvia. Le ofrecí un lugar
junto al fuego y se quedó. Mientras duró el invierno y las nieves
cubrían los picos la vida fue plácida. Era extraño, melancólico y
apacible, y yo lo amé. Un día, el sol empezó a despuntar entre las
nieblas que desaparecían, la primavera olía ya en los rincones, y él se
fue volviendo líquido. Su mirada, sus gestos, eran como agua que se
escapa entre los dedos. Un día llegué y ya no estaba. Divisé a lo lejos
su silueta que poco a poco, bajo los rayos del sol, se fue transformando
en arco iris.
Microrelat presentat per l'Antònia del nostre grup al concurs mensual del mes de maig de "estenochetecuento". Navegueu per la seva pàgina web i gaudiu d'aquest espai de microrelats.
"estimemlaparaula"
M'agrada molt aquest relat, em dóna pau
ResponEliminaCuanto me alegro Juani. Gracias.
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